Publicado 20-05-2019
En septiembre de 2017 pasamos 7
días descubriendo cada rincón de Menorca. Esta isla pertenece al archipiélago
de las Islas Baleares y es conocida por sus calas de agua turquesa. Esperamos
con este post ayudaros a disfrutar y aprovechar al máximo el tiempo para que no
os dejéis nada por ver.
En primer lugar, debéis saber que
la Isla está rodeada por el Camí de
Cavalls, un sendero histórico que fue utilizado para defender la isla. Esto
hace que muchas playas sean de difícil acceso. Para poder disfrutar de algunas
de ellas hay que recorrer kilómetros por terrenos abruptos a través de pinares
y cerca de acantilados. Os recomendamos que llevéis calzado adecuado y una
pequeña nevera con bebida y comida, ya que algunas de las playas no tienen
bares.
Primer día
Cogimos el avión de madrugada,
por lo que bien temprano llegamos a Menorca y recogimos nuestro coche de alquiler.
Nos alojábamos al oeste de la isla, cerca de Ciudadela, pero como era pronto
para hacer el checkin en el apartahotel, hicimos una parada en la Cala Vall, situada cerca de nuestro
apartamento. Esta cala es de arena
blanca y fina y de fácil acceso, ya que tras aparcar solo tuvimos que recorrer
un corto sendero para llegar.
Volvimos al apartamento a la hora
de comer y una vez deshechas las maletas, nos dirigimos hacia la Necrópolis de Cala Morell. Las catorce cuevas que
encontramos fueron utilizadas como cementerio durante varios siglos.
Muy cerca de este espectacular
lugar se encuentra la Cala Morell, es
una cala formada por acantilados, por lo que se han construido plataformas de
cemento para facilitar el baño. A pesar de no tener arena, nos encantó. Es una
cala tranquila, aunque cerca existe una urbanización. Os recomendamos que
admiréis las rocas de los acantilados, seguro que encontráis algunas con formas
peculiares.
Segundo día
Tras un copioso desayuno, nos
dispusimos a conocer Cala Galdana, una
de las más grandes de la Isla, y la más familiar. Además, cuenta con fácil
acceso y con todas las comodidades: parking, bares, tumbonas, baños, alquiler
de barcas…
Después de comer, anduvimos unos
20 minutos por el Camí de Cavalls que hay a la izquierda de la Cala Galdana,
hasta llegar a Cala Mitjana. Es
bastante accesible. Además, tuvimos la suerte de contar con bastantes olas, lo
que hizo más divertido nuestro baño.
Disfrutamos durante un par de
horas de esta cala, pero queríamos ir a Cala
Trebaluger, lo cual no fue nada fácil. Desde la cala Mitjana, hay que andar
mucho, eso sí, con unas vistas espectaculares. Para llegar a la fina arena de
esta cala hay que atravesar un río a pie. Tenéis que tener en cuenta que hay
que deshacer el camino, y es mejor evitar que se os haga de noche.
Tercer día
Amaneció nublado y lluvioso, por
lo que aprovechamos el día para hacer turismo urbano. Comenzamos paseando por Ciudadela, que es el segundo núcleo urbano más grande de la
Isla por detrás de Mahón. Recorrimos sus calles y nos encantó. Os invitamos que
no dejéis de ver: la Catedral de Menorca, la Plaza del Borme, el Castillo de
San Nicolás y el Puerto.
Después de comer, nos dirigimos a
Mahón, la capital de Menorca, situada en el este de la
Isla, y donde se encuentra el aeropuerto. Nos gustó mucho pasear por sus
calles. Entre otras cosas, visitamos el museo, el Ayuntamiento, el Bastión de
Sant Roc, la Iglesia de Santa María y la Iglesia del Carmen.
Quisimos terminar el día en el Fuerte de la Mola, pero al poco de entrar, cayó una tromba
de agua. Pudimos refugiarnos en un lugar cubierto que hay (ya que la mayor
parte del recorrido es exterior) y tuvieron que venir a "rescatarnos". Nos
dieron una entrada para poder visitarla otro día.
Cogimos el coche y nos fuimos al
hotel con la esperanza de que el día siguiente mejorara el tiempo.
Cuarto día
Nos levantamos temprano para ir a
Cala Turqueta, quizás la más conocida de Menorca. Es una cala muy pequeña y
cuenta con un parking cercano, con muy pocas plazas de aparcamiento, por lo que
es muy difícil acceder. Nosotros tras una hora y media de atasco, desistimos.
Aunque estábamos en el sur de la
isla, tomamos sobre la marcha la decisión de ir al norte, a la Cala Pregonda (ya que en tiempo cruzar
Menorca de sur a norte, no supone más de media hora). Tras aparcar, hay que
andar unos 30 minutos por un sendero, pero merece la pena, puesto que esta cala
es completamente diferente al resto. La arena es roja, el agua cristalina y el
fondo marino está lleno de vida, por lo que pasamos horas haciendo snorkel.
Después de comer, a eso de las
cuatro de la tarde nos fuimos a Cala
Tirant, al lado de Fornells, un pueblo de
pescadores.
Nos fuimos pronto al hotel para
arreglarnos y poder conocer Ciudadela por la noche.
Quinto día
Madrugamos más que el día
anterior, es más, nos levantamos tan temprano, que al ir a desayunar nos
dijeron en el hotel que aún no estaba abierto el buffet. Pero en esta ocasión
llegamos al parking de Cala Turqueta a
las nueve de la mañana y… ¡¡¡¡Había aparcamientos libres!!!
Caminamos 10 minutos hasta llegar
a la cala, y esperamos con la arena aún húmeda, a que saliera el sol. Os
aconsejamos que, si hacéis esto, os llevéis una sudadera, ya que entre la arena
mojada y la brisa de la mañana, algo de frío pasamos.
Seguro que con el panorama
descrito estaréis pensando si mereció la pena… pues juzgar vosotros mismos:
Una cala con el agua turquesa y
la arena tan blanca y fina que nada tiene que envidiar al caribe. Una cala
virgen, y pequeña, rodeada de pinos, pero con baños, socorrista y un
chiringuito en la zona del parking. ¿Qué más se puede pedir?
Pasamos toda la mañana en esta
cala, hicimos snorkel, y después de comer tomamos el Camí de Cavalls en
dirección a Cala Macarella, pero nos
desviamos para ver Cala Macarelleta. Por el camino disfrutamos de unas vistas
impresionantes, pero os hacemos hincapié en la importancia de llevar calzado
adecuado, no ir demasiado cargado y no olvidar que hay que deshacer el camino
para que no os llegue tarde. Encontraréis indicaciones como estas de la foto
por todo el sendero.
Ya en Cala Macarella, disfrutamos
de un rato de descanso en una cala que compite en belleza con Cala Turqueta. Esta
playa cuenta con baño, chiringuito y socorrista, es una de las más completas de
Menorca.
Podéis llegar como nosotros,
caminando, pero también en coche, ya que hay dos parkings cercanos, uno a cinco
minutos y otro a quince. Sin embargo, si vais en coche os perderéis estas
impresionantes vistas de la cala.
Deshicimos el camino, bastante
cansados por la caminata y el madrugón, cogimos nuestro coche, cenamos en el
hotel y a la cama.
Sexto día
Este día intercalamos una visita
cultural con playa. Comenzamos el día conociendo un precioso pueblo situado al
sur de la Isla, cerca de Mahón. Binibeca fue un pueblo
de pescadores, hoy en día es uno de los lugares más turísticos de Menorca. Os
invitamos a perderos por las estrechas calles y disfrutar de sus casas
encaladas, y su encantadores habitantes.
Después, nos dirigimos a la Cala Binidali, que se encuentra muy
cerca. Además, solo hay que bajar un sendero desde el parking para acceder. Sin
embargo, es muy pequeña, por lo que encontrar un sitio para poner la toalla
será bastante complicado. Hicimos snorkel, pero tuvimos la mala suerte que ese
día había medusas, por lo que comimos y cambiamos de cala.
Por la tarde nos dirigimos a Cala en Porter. Más que cala, parece
una playa por sus dimensiones. Se encuentra entre grandes acantilados, su agua
es azul y su arena blanca. Además, cuenta con todas las comodidades, parking,
tiendas, baños, duchas, restaurantes, socorrista…
Estuvimos muy tranquilos y el
baño fue muy agradable. Pero decidimos irnos pronto e ir visitando todos los
poblados prehistóricos que nos encontramos, hasta llegar a Monte Toro, el
punto más alto de Menorca, además, al estar tan céntrico hace que podamos ver
toda la isla. En este punto podemos encontrar también con el Santuario de la
Virgen de Monte Toro.
Volvimos al hotel y tras cenar
paseamos de nuevo por Ciudadela.
Séptimo día
Pues con mucha pena llegamos a
nuestro último día en la Isla. Y como no podía ser de otra manera, lo
exprimimos al máximo.
Comenzamos el día visitando el Faro de Favaritx, que es el faro más famoso de Menorca. El
paisaje es diferente al del resto de la Isla, formado por acantilados abruptos,
sin vegetación y un suelo formado de pizarra negra.
Después, por el Camí de Cavalls,
llegamos a Cala Presili, un lugar
protegido y declarado reserva de la biosfera, con arena blanca y agua
cristalina. Hizo mucho calor, así que aprovechamos muy bien la mañana haciendo
snorkel y disfrutando de un baño tranquilo.
Después de comer teníamos
planeado ir a Cala Tortuga, pero como llovió el día que fuimos a la Fortaleza
de la Mola, teníamos pendiente terminar esa visita, así que cogimos el coche y
nos dirigimos hacia allí.
La Fortaleza de la Mola se construyó para defender la Isla de la
amenaza británica. Su visita puede durar entre dos o tres horas, por lo que os
recomendamos que evitéis las horas de más calor. A nosotros nos pareció muy interesante,
ya que la fortaleza nunca ha sido atacada y está muy bien conservada.
Después de esta visita, nos
fuimos al hotel a hacer las maletas, con la sensación de haber aprovechado al
máximo nuestra estancia y con la seguridad de ser una de las más bonitas islas
españolas que hemos conocido.
Esperemos que este post os sea
útil en vuestro viaje, y si necesitáis más información, no dudéis en poneros en
contacto con nosotros.
Saludos y, ¡buen viaje!