Publicado 01-10-2019
En mayo de 2018 visitamos Ávila,
capital de la provincia que lleva su mismo nombre, en la comunidad autónoma de
Castilla y León y que es conocida sobre todo por sus murallas medievales en
perfecto estado de conservación y sus chuletones.
Llegamos por la noche a Ávila y
nos fuimos de tapas a la famosa Calle de
San Segundo, una calle plagada de bares y colindante a la muralla, por lo
que tomar una cerveza o un vino en cualquiera de sus terrazas con esas vistas, es
un auténtico privilegio.
Al día siguiente amanecimos en
Ávila y lo primero que hicimos fue subir al
adarve de la muralla. En los casi 2 kilómetros que son visitables, nos
acompañó la información de una audioguía que entregan al comprar la entrada en
la oficina de turismo, por lo que conocimos datos tan interesantes como que es
el recinto amurallado urbano mejor conservado del mundo, su perímetro es de
2.516 m., o que cuenta con 87 torreones y 9 puertas. Su construcción se inició
a finales del siglo XI a petición del rey Alfonso VI de León, aunque se cree
que había una edificación anterior. Tras muchas modificaciones a lo largo de la
historia, nos resulta curioso que en el siglo XIX se propuso derruirla para expandir
la ciudad, pero se salvó por falta de presupuesto.
Os dejamos la web oficial de la
muralla por si queréis tener toda la información, el mapa, su historia, etc.
http://muralladeavila.com/es/planifica-tu-visita/recorrido-por-la-muralla
Al terminar nuestra ruta, visitamos
la ciudad extramuros. Lo primero que vimos fue la Basílica de San Vicente, situada frente a la puerta que lleva su
nombre, para muchos, la iglesia románica más importante y bonita de Ávila.
El exterior está construido en
una piedra arenisca de tonos amarillentos y anaranjados. Del interior
destacamos las bóvedas de crucería de las naves, la imagen de la Virgen de
Soterraña, y el elemento más importante, el Cenotafio (tumba vacía) de los
santos titulares, Vicente, Sabina y Cristeta.
A continuación, entramos a la
muralla por la puerta de San Vicente, pasamos por el Palacio de los Verdugo, el cual forma parte junto con otro
muchos, de la arquitectura urbana de la monumental ciudad. Continuamos
dirección a la Plaza del Mercado Chico, en
la que se encuentra el Ayuntamiento, y
la Iglesia de San Juan Bautista. Debajo
de los soportales y en las calles circundantes encontramos numerosos bares
donde os recomendamos degustar alguno de los platos típicos de la cocina
abulense: Sopa Castellana, Judiones del Barco de Ávila, Garbanzos de La Moraña,
nosotros ese día elegimos un chuletón y las patatas revolconas.
Tras esta copiosa comida,
continuamos en dirección a la Catedral
de Ávila. Al llegar, nos encontramos con una fachada sobria, puede deberse
a que fue proyectado como templo y como fortaleza.
Una vez en el interior,
encontramos un claro estilo gótico, aunque con toques renacentistas. Dentro de
la visita de la Catedral, destacamos La Girola, las vidrieras, El Coro y el
espectacular Claustro.
Al salir, recorrimos los palacios
señoriales que la rodean, como el de los Velada, el de Valderrábanos, algunos
de ellos convertidos hoy en hoteles, y que pueden ser una de las mejores
opciones de alojamiento en Ávila, debido a su privilegiada ubicación.
Caminamos por la Calle Cruz Vieja
hasta llegar a la Plaza de Adolfo Suarez,
a quien Ávila rinde homenaje desde 2005 con una estatua de bronce de tamaño
real del que fuera presidente del gobierno.
Salimos por la Puerta del Alcázar, que conecta
extramuros con la enorme Plaza de Santa
Teresa, y al fondo de esta plaza vemos la Iglesia de San Pedro, que no pasa desapercibida, debido al gran rosetón
sobre su fachada principal.
Al comenzar a caminar por el Paseo
del Rastro captó nuestra atención una escultura dedicada a Santa Teresa que se
encuentra justo delante de la Torre del Homenaje, que destaca por ser de mármol
blanco delante de la piedra arenisca de la muralla.
Continuamos bajando este Paseo
hasta encontrar la Puerta de Santa
Teresa, y una vez situados frente a ella se nos descubre la fachada del Convento que lleva su nombre. Esbozada como
si fuera un retablo, se organiza en tres cuerpos, destacando la imagen de la
Santa, en mármol, y los escudos de los Cepeda y Ahumada, la Orden de los
Carmelitas descalzos, entre otros. Esta iglesia esta levantada sobre la casa
natal de Teresa de Cepeda y Ahumada.
En las calles contiguas, encontraréis
otras sorpresas ocultas de Ávila, como el Torreón de los Guzmanes o el Monumento
a San Juan de la Cruz.
Seguidamente, recorrimos la
muralla, bajando de nuevo por el Paseo del Rastro, para después terminar de bordear
la muralla por la carretera de la Ronda Vieja. Aunque es una larga caminata, os
aseguramos que merece la pena, siempre que llevéis un calzado cómodo.
Terminamos nuestro día en la
calle San Segundo para tomarnos unas merecidísimas tapas, y ponerle un perfecto
broche final a esta espectacular jornada de turismo.
En nuestro último día, quisimos
aprovechar la mañana, ya que el camino de vuelta a casa era muy largo. Como
íbamos en coche, comenzamos visitando el Real
Monasterio de Santo Tomas, un edificio de estilo gótico fundado en 1480, y
que se encuentra en las afueras de Ávila.
Acto seguido, visitamos uno de
los lugares esenciales de la vida de Teresa de Ávila, el Monasterio de la Encarnación donde permaneció casi
ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574. Cuando Teresa de Cepeda, sin permiso
paterno, ingresó en la Orden del Carmen.
Y finalizamos nuestra visita por
tierras abulenses, como no podía ser de otra manera, con la panorámica de la
ciudad que nos ofrece el Humilladero de
los Cuatro Postes, que es un monumento religioso, del cual hay varias
leyendas explicando su razón de ser. Independientemente de su origen, en la
actualidad es el mejor mirador de la ciudad, al otro lado del río Adaja.
Esta es nuestra experiencia por Ávila,
esperamos os sirva de ayuda.
Saludos, y ¡Buen viaje!